¿Por qué a mí?
No lo sé, pero ¿por qué no?
Gran parte de nuestro sufrimiento es por la decepción ante la vida, porque nuestra vida no es como queremos o como habíamos deseado Y si nos decepcionamos es por nuestras expectativas.
Esperamos que la vida, que los demás y también nosotros mismos seamos como creemos que debemos ser y como deseamos. Pero esa no es la realidad. La realidad es que la vida es como es, que a veces conseguimos nuestros objetivos a la primera, a veces a la segunda y otras veces, no los conseguimos. Puede ser porque no nos esforzamos lo suficiente o puede ser por otros motivos que no siempre controlamos. Y ante esta decepción, podemos hundirnos con ella o seguir viviendo y viviendo bien.
Las cosas nos pasan y no es porque hayamos hecho nada malo. a veces pueden ser las consecuencias de nuestras decisiones, pero no siempre. A veces, hemos podido hacer daño a alguien en un momento de nuestra vida, con o sin intención. Pero las cosas desagradables que nos ocurren no son castigos.
Nos pueden suceder cosas desagradables y no siempre suceden porque seamos malos.
Mejor será que aceptemos que la vida es así. Aceptarlo no significa que nos guste. Y cuando nos pase, nos podremos enfadar, entristecer, frustrar ... y será normal que sintamos esas emociones. Vivámoslas, dejémoslas salir y canalicémoslas porque es normal que las cosas desagradables no nos gusten.
Eso sí, cuando nos toquen las cosas agradables y bonitas, seamos agradecidos y disfrutémoslas.
De esto se trata, de vivir lo que nos toca en cada momento. Pero no te olvides de disfrutar al máximo lo positivo, lo bueno ... que no tiene que ser algo especial y extraordinario. Encuentra lo positivo en el día a día, en lo simple, en lo cotidiano. Abre los ojos y fíjate en ello, disfruta de los pequeños placeres mientras los tengas.
Vive !!!